jueves, 14 de junio de 2012

¿EL SUEÑO AMERICANO? Los ricos son más ricos y ahí se acaba la historia...

El 'sueño americano' está basado en una premisa errónea que no funciona ni en el país que la vio nacer. El escritor e historiador Morris Berman (Nueva York, 1944) no se anda con rodeos. Esta semana está de visita en España para presentar su último libro, Las raíces del fracaso americano (Sexto Piso), dónde traza una evolución del pensamiento político y económico de su país y llega a una conclusión: Estados Unidos fracasará por no haber prestado nunca atención a soluciones alternativas. En su opinión, “las bases del capitalismo no están funcionando. Se está derrumbando y va a desintegrarse”.
Todo el sistema se basa en la noción de que la riqueza se filtra a la población. Pero eso nunca pasa“. La meta principal de la civilización americana”, explica Morris en el libro, “es y siempre ha sido una economía en expansión perpetua e innovación tecnológica sin límites”. Morris define esta tradición como “oportunismo”, pues se basa en la premisa del 'sueño americano' de que todo individuo tiene la oportunidad de triunfar, de crecer, como el conjunto de la sociedad. El problema es que, tal como ha explicado Morris a El Confidencial, esta ideología es errónea: “El crecimiento no redistribuye la riqueza y además está basado en la idea del infinito, de que los recursos van a durar siempre, y esto no es verdad”.
En opinión de Morris, “todo el sistema se basa en la noción, popularizada mayormente por Ronald Reagan, de que la riqueza se acaba filtrando a toda la población. Pero eso nunca pasa. Los ricos son más ricos y ahí se acaba la historia”. El problema, según el historiador, es que la población estadounidense no se da cuenta de que vive en un engaño: “Las cifras reales de paro rondan el 18% [Morris insiste en que las cifras oficiales, de un 8,2%, no son reales]. 200 millones de personas viven de cheque en cheque. Tienen un trabajo, pero si tienen un accidente están en un verdadero aprieto. La asistencia sanitaria cuesta dinero en los EE.UU. y no lo tienen. Dos tercios de la población viven en la cuerda floja. No me parece un gran éxito como país”.
 La tradición alternativa
Morris ha rastreado la historia ideológica de su país y explica en el libro que siempre existió una alternativa al oportunismo; una tradición de corte espiritual que insistió, “desde el siglo XVII”, en la idea de que el dinero y el crecimiento sin fin no debían ser la meta de la sociedad. Esta “tradición alternativa”, tal como la define el historiador, era la dominante en el Sur hasta la guerra civil. “La lucha entre el Norte y el Sur”, explica Morris, “fue un choque de civilizaciones. La esclavitud no era el tema central, lo que quería el Norte era imponer en el Sur el régimen oportunista, el capitalismo, aunque ellos no lo querían. Desafortunadamente, la tradición del sur estaba muy atada a la economía esclavista. Esa es la parte triste. Teóricamente se pueden separar las dos cosas, pero no por aquel entonces: el esclavismo soportaba esa forma de vida”.
Carter, el último ideólogo alternativo de peso, tuvo la mayor derrota electoral de la historia de los Estados Unidos. Tras la guerra, la tradición alternativa fue completamente ignorada y marginalizada. En 1979 Jimmy Carter –al que Morris considera el último ideólogo alternativo de peso– pronunció su famoso discurso, El malestar espiritual, en el que decía: americanos, ¿creéis que comprar puede llenar vuestras vidas? Volved a pensar·. Tal como cuenta el historiador, “Carter tuvo la mayor derrota electoral de la historia de los Estados Unidos. Ronald Reagan ganó por una barbaridad, porque decía que comprar era la base de la vida. Después del 11-S George W. Bush dijo lo mismo, que era necesario seguir comprando en las grandes superficies”.
La alternativa al “sueño americano”, al oportunismo, siempre ha existido, pero “se ha considerado algo estúpido”. Morris cree que la ideología americana es tremendamente simplista: “Es como una guitarra con una sola cuerda. Los americanos creen que realmente sus vidas consisten en comprar. Es lo único que quieren hacer y es lo que hacen. Ven la televisión, trabajan y compran. No somos un país inteligente. En EE.UU. los ricos duermen confortablemente todas las noches y no están preocupados porque saben que el 99% del país quiere ser como ellos. No quieren encarcelarles, colgarles, ni hacer una revolución: quieren ser ellos. Ese es el gran problema. Si un americano no tiene trabajo no se para a pensar que el capitalismo ha hecho que casi el 20% de la población tampoco lo tenga. Lo que piensa es que es culpa suya. La población americana está de acuerdo con la cábala capitalista y quiere entrar en ella. La democracia está funcionando bien. Se está dando a la gente lo que quiere”.
Indignación pesimista
El rescate es sólo un patético intento de sostener un sistema que no funciona. Morris no es en absoluto optimista. En su opinión las alternativas a la ideología oportunista han fracasado y su resurgir sólo vendrá de un colapso total del sistema: “Podría haber una alternativa al colapso total si Carter hubiera ganado y Reagan hubiera perdido. La habría si Rajoy dijera: ‘¿Rescate? Eso no es lo que necesitamos. Es lo de siempre’. En vez de eso sale en televisión contento y diciendo que está bien lo que ha hecho. El rescate es sólo un patético intento de sostener un sistema que no funciona. Rajoy ha ganado algo de tiempo pero, ¿qué va a hacer con él? No tiene ni idea. Puedes estar seguro que dentro de seis meses España volverá a la misma situación y estarán hablando de otro rescate. Alguien tiene que levantarse y decir que no podemos estar haciendo esto todo el tiempo. Hay que hacer algo diferente”.
¿Pero qué podemos hacer? Morris cree que la base de todo es no pensar sólo en términos de blanco y negro –que es cómo dice que piensan los americanos­–. En su opinión, algo que “funciona bastante bien” es una economía mixta: “La crisis de 2008 tuvo un impacto mucho menor en Noruega, Suecia, Finlandia o Dinamarca. Protegieron sus economías porque no están totalmente basadas en el capitalismo. Esto es un sistema inteligente, no el capitalismo de cowboys y casinos de EE.UU. o el comunismo de la extinta Unión Soviética. Es una alternativa y es real”.
Sólo nos daremos cuenta de nuestro error cuando el capitalismo fracase por completo. El historiador insiste en que siempre “ha habido gente que ofrecía una alternativa, pero nunca tuvieron acogida”. En su opinión, los americanos están entrenados en el capitalismo desde que nacen: “Tienen pensamientos inconscientes como que hay crecimiento infinito y el individuo es lo que cuenta. Todo esto lo maman desde que tienen dos o tres años. Quién va a ganar, ¿la sociedad que te ha educado durante toda tu vida o yo que te voy a dar una charla de 45 minutos? Se creen que soy un mal chiste. Hay algo que nos ha enseñado la historia, la exhortación no funciona, funciona el poder y mi lado nunca lo ha tenido. La conclusión es que sólo nos daremos cuenta de esto cuando el capitalismo fracase por completo y nos quedemos sin recursos. Tendremos que recapacitar a la fuerza”.
No hay país en el mundo que sea tan estúpido
Aunque Morris ha seguido de cerca el movimiento de los ‘indignados’, y le resulta “esperanzador”, no cree que logre nada: “No creo que Occupy Wall Street sea un movimiento serio. Es una cosa descentralizada que no se ha planteado ninguna meta. Si fallan no va a ser una sorpresa. Hay que tener las cosas más planeadas. No puedes ganar una guerra basándote en una emoción·.
Tarde o temprano los EE.UU. acabarán siendo como la Inglaterra que imaginaba Orwell en '1984'El historiador asegura que no es optimista porque conoce a la gente de América. “Casi dos tercios de los americanos creen en alguna versión del creacionismo”, explica. “No hay país en el mundo que sea tan estúpido. Me quita la respiración”. Por eso mismo hace unos años se mudó a México: “Estaba cansado de los EE.UU. No podía hablar con nadie, no podía tener conversaciones como esta. Todo gira en torno al oportunismo. Era demasiado opresivo. Quería ir a un sitio donde aún hubiera aspectos de la cultura tradicional”. O quizás prefería estar un poco apartado: “No me cabe duda de que, con el tiempo, acabaré torturado en Guantánamo. Suena extremo, pero tarde o temprano los EE.UU. acabarán siendo como la Inglaterra que imaginaba Orwell en 1984. ¿Cuánto tardarán en cogerme? Para mi América no iba de esto cuando empezó”.

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