martes, 27 de marzo de 2012

HUELGA GENERAL en ESPAÑA: 29 de MARZO

En Madrid, el 29, tras haber ido a la huelga... a las 18.30:
MANIFESTACIÓN desde NEPTUNO
La gente de todas las cepsas de madrid, nos vemos a las seis de la tarde frente al VIP de la Plaza...

lunes, 26 de marzo de 2012

Y el 29 de MARZO, HUELGA GENERAL

RESIGNARSE NO ES NUESTRA ÚNICA OPCIÓN...
ANDALUCIA NOS MUESTRA EL CAMINO, el JUEVES, HUELGA GENERAL


Mariano Rajoy se fue a dormir anoche confiado. Podemos imaginarlo cenando pronto, fumando un puro después del postre y fantaseando entre aros de humo -de verdadero humo- con un gobierno conservador en Andalucía por primera vez en democracia. Tan claro lo veía que no necesitaba esperar el recuento. Así que se metió en la cama abrazado a las encuestas, los resultados de noviembre y la lápida de Griñán, cuyo cadáver ya se descomponía en la maraña de los ERE y las décadas de desgaste socialista. Para qué preocuparse, debió de pensar. Pero a media noche el teléfono del presidente sonó. Era Javier Arenas: “No he conseguido la mayoría absoluta”, le oyó decir. Se miró los pies y el agua le llegaba a los tobillos: se había abierto una fuga en su estrategia de gobernar sin mancharse los zapatos.


Basta comprobar la portada digital de ABC horas después de conocerse los resultados electorales definitivos (capturada en la imagen que encabeza este artículo), para comprobar la incredulidad del entorno conservador ante lo sucedido en la jornada electoral de ayer. Porque el PP salió al balcón a celebrar una victoria que olía a muerto, a Arenas concretamente, quien siempre dijo que la gloria sería gobernar y no ganar sin más, aunque fuese después de 30 años. Es por tanto, y salvo improbable Domingo de Resurrección, un político derrotado en su cuarto intento de asalto al trono de la Junta. Aunque siempre le quedará el consuelo de que los electores no le miraban a él. Miraban a los ojos de Rajoy.


Porque ¿qué ha cambiado en este tiempo para que Arenas se lleve semejante chasco? Griñán era el mismo Griñán, la crisis de Andalucía también y las encuestas que coronaban absolutistamente a Arenas no tenían excepción. Sólo ha cambiado una cosa: los españoles ya saben qué pretendía hacer Rajoy. Así lo atestiguan los casi 420.000 andaluces que han retirado su apoyo al PP desde las Elecciones Generales y un Javier Arenas de cuerpo presente.


Hasta ahora tenía Rajoy las cosas dónde él las quería. Su plan estaba fijado: los incumplimientos electorales (reforma laboral y subida de impuestos), en la adormidera de los cien primeros días de Gobierno; más tarde, puntilla a la izquierda en las elecciones andaluzas; después (sólo después) nuevos Presupuestos con más recortes. Y entre medias, debilitar hasta la anemia a los sindicatos, arrinconándolos hacia una huelga general temprana e imposible de ganar entre el desconcierto general y el miedo a ser despedido en la barra libre del despido fácil y barato.


Pero ahora se le ha abierto una brecha. Una que puede que hayan estrenado los andaluces y que puede revitalizar la huelga del próximo jueves. Rajoy contaba con seguir explotando la calculada narcolepsia general que queda después de unas elecciones. Ahora ya sabe que los recortes y las políticas “agresivas” no van a salirle gratis. Artículo de Jesús Moreno en Público.

martes, 20 de marzo de 2012

Busca en este HERMOSO ARTÍCULO de ANGELES CASO, algunas SENCILLAS RAZONES, SENCILLAS, para DECIDIR el 29 de MARZO...

LO QUE QUIERO AHORA...

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila. También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.

lunes, 5 de marzo de 2012

LA ZORRA AL CUIDADO DEL GALLINERO... el fraude fiscal español suma la hermosa cifra de 70.000 MM €/año, BASTA y SOBRA para RECORTAR 44.000 MM € del PRESUPUESTO NACIONAL

No les voy a contar la fábula del granjero que hubo de ausentarse y puso a una zorra a cuidar el gallinero, pero viene muy a cuento de lo sucedido esta semana en la Oficina Nacional de Investigación del Fraude de Hacienda. Hete aquí que Cristóbal Montoro ha destituido a la cúpula de la citada oficina que (¡oh casualidad!) se había encargado de investigar el 'caso Gürtel' y los fondos públicos evaporados en paraísos fiscales del 'caso Urdangarin'.

Hasta aquí, y gobernando el PP, nada de extrañar. Demasiado han tardado en quitar de en medio a unos inspectores fiscales que metieron las narices donde no debían. La cúpula policial del ministerio del Interior fue fumigada por la misma causa hace ya bastantes semanas. Por cierto, ¿tendrá algo que ver los nombramientos al frente de la policía con las cargas desproporcionadas y bestiales contra los estudiantes en Valencia?

Más vale no perderse en disquisiciones porque lo ocurrido en la oficina contra el fraude es de traca. Han colocado como segunda de la institución nada más y nada menos que a Pilar Valiente. Seguro que los lectores se acuerdan perfectamente de ella: fue la presidenta de la CNMV, en la etapa de Aznar, que no vio, ni oyó, ni se enteró de lo que estaba pasando en Gescartera hasta que estalló el escándalo. Los dirigentes de este “chiringuito financiero” fueron autorizados por el organismo de control que dirigía Pilar Valiente para operar como sociedad de inversión pese a haber sido sancionados por prácticas irregulares.

El caso acabó en los tribunales, los 18.000 millones de pesetas de los inversores desaparecieron. Pese a que Valiente no fue imputada, se le obligó a dimitir tras unas comparecencias parlamentarias en las que demostró que había pasado por la dirección de la CNMV como quien pasa por la peluquería.

Como la memoria es flaca y los del PP piensan que los ciudadanos olvidan con mayor rapidez los escándalos y casos de corrupción ocurridos durante sus mandatos, Montoro, que ya era ministro de lo mismo en esa época, ha recuperado de un despacho olvidado a esta eficaz colaboradora para ponerla de segunda al frente de la oficina contra el fraude fiscal.

Como se da la circunstancia de que este país obtiene todas las medallas en los concursos de fraude fiscal; que expertos económicos cifran en un 25% del PIB la cantidad que escapa de las arcas de Hacienda; que precisamente los trabajadores han visto como su nómina menguaba este mes por la subida de impuestos que Rajoy dijo que nunca haría; que los recortes en Sanidad y Educación no tendrían el mismo calado si se pillara a todos los defraudadores, pues colocan a Pilar Valiente a perseguir el fraude.

Con este nombramiento se hace evidente la falta de interés del gobierno de Rajoy por perseguir, de manera eficaz, el fraude a la Hacienda Pública y se demuestra como el amiguismo sigue siendo la forma más eficaz de crecer en la administración, aunque haya quedado probada y certificada la más absoluta incompetencia, por no decir otra cosa.

Victoria Lafora, periodista y analista política