La patronal propuso anteayer un nuevo contrato de esclavitud para jóvenes, diseñado para la generación sin-sin: sin derecho a paro, sin indemnización por despido, sin cotización a la Seguridad Social… sin complejos, que por pedir que no quede. Al rato rectificaron, y dijeron que era “sólo un ejemplo”. Tienen razón. Es un ejemplo perfecto de nuestra ejemplar patronal, la líder europea en despidos por puntos de caída del PIB. En España somos tacaños con el halago, pero las verdades hay que decirlas: nuestros ejemplares empresarios son la envidia del mundo, los únicos en todo el planeta que se sacrifican tanto por el trabajador que, de media, declaran ante Hacienda menos ingresos que sus propios empleados. ¡Y qué decir de su líder! ¿Acaso hay mejor ejemplo que don Gerardo Díaz Ferrari de las bondades, las virtudes y los modos del típico patrón español, de su mejor tradición?
Es cierto que generalizar es injusto, porque hay de todo en la viña de los señoritos; que aquí también tenemos muchos empresarios de la antiespaña, esos insolidarios que piensan antes en sus trabajadores que en nuestra competitividad, que les suben el sueldo sin preocuparse por la inflación, e incluso les regalan un jamón por Navidad. Por suerte para todos, los representantes de nuestra insigne patronal no se dejan llevar por esos cantos de sirena. ¡Qué más les gustaría a ellos! Y por eso hablan de austeridad, de apretarse el cinturón, mientras don Gerardo no paga a sus empleados, pero tiene dinero para su Ferrari, su Rolls o su Porsche. La CEOE también explica que el despido es caro, y para demostrarlo despidió hace no tanto a su secretario general con una mínima indemnización: 1.9 millones de euros, nada más. Si hay que dar ejemplo, ahí está nuestra querida patronal. Que esto lo arreglamos entre todos (oé, oé).
6 comentarios:
Lo que no tiene la patronal es vergüenza, ¿por qué no hacen el ejercicio de ponerse en la piel del otro y tratan de vivir como lo hacen ahora con lo que proponen? Porque saben que es imposible vivir y prosperar con sus medidas.
A eso se le llama cinismo.
Yo quiero ser esclavo, pero de una macizorra, ah, eso sí que cuando me quiera castigar, fustigar, torturar, me relate pormenorizadamente las virtudes de Don Gerardo o tal vez de D, Adolfo Dominguez, o Botín o...de tantos otros
Jo ¡que gusto!
Todos los hombres y mujeres no son iguales.
Declaración universal de derechos de los amos de la sociedad humana.
Y los voceros mienten mientras los amos nos joden y viceversa.
Son inhumanos con la gente, sino pensarian las cosas antes de echar a alguien a la calle.
¿hay vida mas allá de la frontera de mi existencia? no, luego la realidad, toda la realidad, está a mi servicio y mayor gloria...
Pues si no es mala la esclavitud que se apliquen de su propia medicina. Ni jubilación a los 67 ni despido gratis.
Si ser patrones les da muchos quebraderos de cabeza, que nos cedan sus empresas a quienes las trabajamos.
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